Estas líneas se escriben al pulso de lo que en estos tiempos se podría denominar “una reacción”. Una opinión impulsiva y ansiosa que ostenta cierta reflexividad en base al consumo de los medios digitales de comunicación. Hoy me detuve sobre algunos pasajes del “pase periodístico» entre Fontevecchia y Longobardi. “Yo como humanista soy optimista de que las tecnologías son domadas por los seres humanos para el bien”, remarcó el primer periodista en un diálogo de casi veinte minutos sobre la tendencia Ghibli y la inteligencia artificial.
Detecté que la principal preocupación que movilizaba el diálogo consistía en poder determinar bajo los nuevos paradigmas tecnológicos aquello que resulta cierto y lo que no. En la misma frecuencia escuché hace pocos días una problemática que instalaban famosos youtubers sobre la altura moral de la utilización de bots en canales de streaming.
Pienso que el punto es una gran falacia. La propulsión tecnológica que acelera a niveles exponenciales desde la llegada de internet no hace más que ubicarnos en una nueva época. No podemos querer comprender el futuro con las categorías que ya se han herrumbrado. La ironía que asoma en el título del presente texto invita precisamente a situarnos en un momento en donde el punto de referencia o medida del razonamiento, la validación y el conocimiento sobre lo real ya no se encuentra determinado justamente por la forma hombre. Durante el período histórico de la civilización occidental comprendido entre los siglos V y XV lo fue Dios.
Desde hace años entramos en un proceso de subjetivación cyborg, resultante de un nuevo compuesto de fuerzas que validan y determinan exentas de la referencia humana. Desde aquí podemos advertir que todos los esfuerzos y acciones de los sistemas por conjugar las “nuevas identidades digitales” se desplomen en el futuro cercano. Hemos retornado a la época de un Dios por conocer. Valiéndonos con humildad sobre las referencia del filósofo maldito, podemos decir que asistimos a un tiempo en el que la muerte del hombre es un premeditado suicidio.