Vuelvo a pasar por debajo de los jazmines de la calle Salta
Llovizna y camino perdido por los rincones de mi infancia
Deambulo sin querer volver a ese lugar, que ya no es más mi casa
No sobrevivió la intimidad a la distancia
Me miran desde cada esquina los años de mi ausencia
Me observan detrás de una reja las señoras de enfrente
Me olfatean al pasar unos perros vagos
y no paran de ladrar mis pensamientos
Sin premeditado paso, alcanzo el margen que pierde la ciudad
El río imanta el revuelto de emociones
Una niebla espesa, fría y húmeda baja allá en la costa
No alcanza a tocar el piso la gota que resbala por la hoja del sauce