Todo está aquí conmigo

Todo está aquí conmigo. El pasillo infinito de la calle al patio. Los domingos de mañana antes de la misa. El limonero, el ciruelo y la parra protegiendo la parrilla. Tus milanesas con puré. Los miedos y las persianas. Los muros bajos que perdían pelotas y el cielo inmenso. Las inundaciones amenazando los veranos. Todo está aquí conmigo. El teléfono a disco y el televisor con rueditas, con permiso de habitación los sábados de noche. Las historias del campo en Diamante y los silencios que no necesitaban palabras. Tus manos. Las monedas que sabíamos robar debajo de la cama . Tu último suspiro. Todo está aquí conmigo resistiendo la ausencia.